Mi hijo es güerito…

Nació hasta con pestañas rubias, y con ello una piel muy sensible.

Hace poco lo lleve a la playa por primera vez, él ya tiene 8 años, y pues le encantó.

Empezó a jugar en la arena, haciendo castillos y caminitos para el agua. Se divirtió como nunca. Yo lo deje un rato, porque el sol estaba algo fuerte.

Pero solo unos minutos.

Por supuesto que se puso a llorar cuando lo aleje de su increíble castillo gobernado por el rey Concha. Pero ni modo, no quería que se quemara.

Me levanté como rayo y fui corriendo a su cama.

 Ya no se aguantaba el ardor y dolor en su espalda, estaba rojísimo. Se había quemado con el poco tiempo que estuvo en el sol…

Sin duda el error fue mío.



En la mañana del día anterior había pasado una señora gritando

¡Bloqueador del Pescador!  –


Le había comprado un bloqueador que me vendieron en la playa, que supuestamente era el mejor



Caí por mensa, como iba a pensar que era un buen bloqueador si me lo vendieron en un frasco sin etiqueta, creo que era pura crema chafa.


Pobre de mi niño.



Empezamos a aplicar mil menjurjes caseros que me enseño mi mamá, cremas, bueno de todo.



Ese era nuestro último día en la playa, pues él y yo nos la pasamos en el cuarto con los mejores cuidados para que nada tocara su espalda, pobrecillo, 


Afortunadamente, paso rápido, aunque ya no pudo aprovechar ese último día. 

Pero así aprendimos una lección importante.


Siempre fíjate del bloqueador que usas.



Pero si cometo un error no lo vuelvo a repetir, antes de la siguiente salida, me puse a investigar todo sobre bloqueadores, y no me deje llevar solo porque me lo recomendaran  o porque fuera de una buena marca, de verdad me metí en el tema.

Como verás si quedé ciscada.

Pues aprovechando que te estoy contando lo que me paso

Aquí te dejo unas recomendaciones.


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