Se le cayó la piñata encima a mi tío Alberto
Pero eso le pasa por andarse distrayendo con el Mariachi.
Todos lo queríamos escuchar, hasta los niños.
Pero él estaba, insiste e insiste que ya quería quebrar la piñata, pues por estar viendo como tocaban, se tropezó y se le rompió en la cabeza, todos los canijos chamacos corrieron por los dulces.
Es que cuando se escucha el mariachi no puedes dejar de verlo y oírlo.
No hay nada mejor que escuchar un mariachi, te transporta a tantas emociones.
Cantar con ellos la mera buena música mexicana.
No lo dejes pasar
UN MARIACHI PARA FESTEJAR.
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